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Introducción

La religión fue para los griegos un rasgo de identidad y un vínculo de cohesión entre las diferentes polis dispersas por el Egeo, compartiendo dioses, templos y ritos.
La religión estaba presente en cada momento de la vida, involucrando a toda la población. Todos debían cumplir con sus obligaciones religiosas, respetar las tradiciones y participar en los diversos actos de culto, tanto locales como panhelénicos.

En Roma, la religión heredada de Grecia llevo a los romanos a vivir con fervor los momentos importantes de la vida: el nacimiento, el matrimonio, la muerte, la salud, la cosecha, …
Además, la religión romana instituyó el culto al emperador, que fue divinizado, y se vio  influenciada por nuevas divinidades orientales, como el culto a Isis y el Cristianismo, más comprensivas con las desgracias y las limitaciones humanas.