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En las paredes de Pompeya

EN LAS PAREDES DE POMPEYA

Cuando el Vesubio entró en erupción en el año 79 d.C., numerosas ciudades, como Pompeya, Herculano, Estabia y algunas otras, quedaron sepultadas bajo metros de ceniza, lava y piedra pómez y olvidadas en el tiempo. Esto fue así hasta que en 1748 unos hallazgos fortuitos sacaron a la luz una ciudad romana paralizada en el tiempo.
De entre todo lo que se ha encontrado en la antigua ciudad de Pompeya, queremos resaltar las paredes de sus calles, llenas de grafitos, y las de sus casas, decoradas con miles de frescos que ni siquiera la ferocidad del Vesubio pudo borrar.

Pasear hoy en día por Pompeya es retroceder 2.000 años y sentir de primera mano la vida cotidiana en la Roma imperial.
Las lujosas casas de las familias pudientes, de las que ya hemos hablado en dos vídeos que os dejaremos por aquí arriba, ya que eran muy espaciosas y no contaban casi con muebles, las decoraban con llamativas pinturas al fresco.
Antes de continuar, decir que los romanos no sólo conocieron la pintura al fresco, sino también al temple, hecha a base huevo, y la encáustica, hecha a base de cera de abeja, aunque, por los restos encontrados, fueron menos empleadas.
Los frescos son pinturas realizadas, por lo general, en el interior de las casas sobre un encalado aún húmedo para el que se emplea una pintura hecha a base de agua de cal.
Se preparan en varias fases y la gama de colores utilizada era muy amplia, aunque destacaban el blanco, el negro, el rojo, el naranja, el amarillo, el verde, el azul y el lila.
Estas pinturas representan escenas mitológicas, amorosas, eróticas, de lucha entre gladiadores, de vida cotidiana, retratos, bodegones, paisajes, etc.
Es cierto que la pintura que nos ha llegado no es representativa de toda la época romana, ya que la gran mayoría procede del S. I d. C. de Pompeya y de Herculano.
Pero lo que más impresiona de sus paredes son los dibujos y los escritos en los muros exteriores de las casas y los negocios. Seguramente ninguno de estos escritos, que constituyen un archivo de la vida cotidiana, de las ideas y de los sentimientos de los romanos, tenía la intención de conservarse en el tiempo, pero el destino y el Vesubio tenían otros planes.
En Pompeya debe haber más de 10.000 graffitis, textos espontáneos y anónimos escritos a mano, la mayoría en latín y que recogen contenidos de lo más diverso: agradecimiento a los dioses, anuncios comerciales, saludos, mensajes amorosos o eróticos, insultos, caricaturas, propaganda, citas de autores clásicos, etc.
Estos grafitis se podían escribir con tinta negra u ocre rojo, con carboncillo, aunque la mayoría están escritos con punzón con el que se incidía y raspaba la pared.