Apolo y Dafne es
uno de los mitos griegos que ha gozado de más fama desde la propia Antigüedad.
Apolo, hijo de
Zeus y de Leto y dios del sol, de las artes y la adivinación, tras haberse
burlado de Cupido, recibe una flecha dorada que lo hace enamorarse perdidamente
de Dafne, ninfa de los árboles e hija del río Peneo y Creúsa, sacerdotisa de
Gea, que lo rehúye tras haber recibido una flecha de plomo.
Desde la propia Antigüedad,
diferentes autores, como Higinio, Luciano, Servio o Nono de Panópolis, nos dan cuenta
del mito, pero adquiere principal fama el texto de Ovidio en el
Libro I de sus Metamorfosis.
La iconografía nos
da muestras de las diversas interpretaciones que del mito se han hecho en
diferentes técnicas: bajorrelieves de marfil, pintura mural, mosaico, tapiz,
bronce, tabla, pergamino y, posteriormente en lienzo o mármol.
También la
historia de la literatura se ha servido del mito para numerosas
y bellas composiciones de las que, aún hoy, podemos gozar.
A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!
Garcilaso de la Vega
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«Tras vos un alquimista va corriendo,
Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?
vos os volvéis murciégalo sin duda,
pues vais del sol y de la luz huyendo.
Él os quiere gozar a lo que entiendo
si os coge en esta selva tosca y ruda,
su aljaba suena, está su bolsa muda,
el perro, pues no ladra, está muriendo.
Buhonero de signos y planetas,
viene haciendo ademanes y figuras
cargado de bochornos y cometas.»
Esto la dije, y en cortezas duras
de laurel se ingirió contra sus tretas,
y en escabeche el sol se quedó a oscuras.
Francisco de Quevedo
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Y si pensabais que Apolo y Dafne se había representado ya de todas las formas posibles, aquí tenéis la nuestra. Esperamos que os guste.