Tras la aparición de la
escritura en el año 3500 a. C., los hombres hemos ingeniado gran cantidad de
materiales que sirven de soporte o para incidir sobre ellos.
Los soportes de
escritura más conocidos de la Antigüedad son el papiro y el pergamino, pero el
primero de todos fue el barro, muy fácil de conseguir en Mesopotamia, ya agua y
tierra el Tigris y el Éufrates las ofrecen en abundancia. Luego surgieron
otros, como la piedra, madera, metales, cera, etc.; en la Edad Media surgió el
papel y actualmente, ordenadores y aparatos electrónicos.
Para incidir sobre
ellos, existieron en la Antigüedad las cañas, los metales, las plumas de
animales, sobre todo las de oca, el marfil, los cinceles, etc. y con el tiempo
surgieron otros como las plumillas, los bolígrafos, los lápices o los teclados
de las máquinas de escribir y los ordenadores.
Con todos ellos se han
escrito miles de millones de documentos literarios y no literarios.
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