La religión fue para los griegos un rasgo de identidad y un
vínculo de cohesión entre las diferentes polis dispersas por el Egeo,
compartiendo dioses, templos y ritos.
La religión estaba presente en cada momento de la vida,
involucrando a toda la población. Todos debían cumplir con sus obligaciones
religiosas, respetar las tradiciones y participar en los diversos actos de
culto, tanto locales como panhelénicos.
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