Cuando escuchamos hablar del Imperio Romano, lo más común es que se nos venga a la mente el Coliseo de Roma, el teatro de Mérida o el
acueducto de Segovia. Pero el Imperio Romano es mucho más que eso.
La gran obsesión por la expansión llevó a los romanos a controlar gran parte de los territorios de Europa, el norte de África y Asia Occidental, de hecho hoy en día podemos encontrar restos romanos en Bélgica, Alemania, Croacia, Turquía, Siria, Israel, Armenia, Libia, Argelia y muchos otros países.
Pero los romanos conquistan los territorios buscando algún tipo de
beneficio para consolidar su Imperio. De Europa sacan oro, cobre, pieles, esparto, cerámica; de Asia, caballos, madera, lino, telas
o especias; de África, mármol, vidrio, tejidos, papiro, esclavos y animales exóticos para los
espectáculos en los anfiteatros; además, de toda la costa mediterránea obtienen vid, olivo, cereales y sal en abundancia.
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